La Navidad en Venezuela

Cruz del Ávila
La conmemoración del nacimiento del Hijo de Dios ha originado en todo el mundo Cristiano una de las festividades más entrañables y llenas de significado para el espíritu humano.
En Venezuela, igual que en la mayoría de los países que la celebran, la Navidad es motivo de encuentros familiares, brindis por la paz y la prosperidad, interpretación de música especial:- aguinaldos y gaitas, en nuestro país- y preparación de elaborados manjares y bebidas.
El clima se suaviza, el cielo es mas transparente y diferentes especies tienen su momento de floración. Una de las flores más populares tiene hermosas y grandes flores rojas o blancas, es la que se utiliza para decorar en estas fiestas, su nombre es "Poisentia" y popularmente se la conoce con el nombre de "Navidad".
En las ciudades, las conmemoraciones religiosas se han ido reduciendo al recinto de las iglesias católicas en las cuales se instalan elaborados pesebres y grandes arreglos de flores de Navidad y se celebran las misas dominicales y la misa de media noche el 24 de diciembre, con música de aguinaldos y fuegos artificiales.
Los centros de compras, avenidas principales, plazas y zonas comerciales, son adornados con múltiples luces y grandes pinos artificiales profusamente decorados.
Las Fiestas Tradicionales

Venezuela es un país rico en tradiciones culturales producto de un largo proceso de mestizaje entre los pueblos indígenas originarios, los europeos y africanos llegados hace 500 años y posteriormente, de las diferentes inmigraciones que han conformado su actual sociedad.
La Navidad es el período más rico en festividades religiosas populares. Se inicia los primeros días de diciembre y continúa durante cuarenta días hasta la celebración de la fiesta de la Candelaria, cuando se conmemora la Purificación de la Virgen.
El primer domingo de diciembre, comienzan las celebraciones en los estados Aragua y Carabobo con una fiesta llamada Velorio, Danza o Romería de los Pastores del Niño Jesús. A partir de la celebración de la Misa, se desarrollan vistosas procesiones y complicadas y alegres danzas en la calle y la iglesia, acompañadas con instrumentos de cuerda y de percusión, para rendir homenaje al Niño Dios. Todos los celebrantes son hombres pero muchos de ellos visten con atuendos femeninos ya que deben bailar en parejas: (Pastores y Pastorcillas, Viejo y Vieja.)
En los estados andinos Táchira, Mérida y Trujillo entre el 24 de diciembre y el 2 de febrero se realiza la Paradura del Niño, hermosa fiesta que se celebra en las casas donde la devoción de sus habitantes se expresa en complejos y elaborados pesebres y que consiste en pasear al Niño Jesús en un pañuelo de seda, con cantos y procesiones. El día de la celebración, músicos, cantantes, rezanderos y padrinos entonan coplas pidiendo al Niño Dios que bendiga las casas y los campos. Cuando termina el paseo, el Niño es regresado y vuelto a colocar en el Pesebre, pero de pié.
En algunas poblaciones, una persona simula robar la imagen, la cual permanece escondida por tres días, entonces se negocia con gran ceremonia su devolución por parte de un cortejo integrado por niños ataviados como la Virgen, San José, los Reyes Magos, pastores, ángeles, a quienes se suman las autoridades de la localidad. Esta celebración se llama Robo y búsqueda del Niño. Todas las acciones se acompañan con aguinaldos, romances, décimas y coplas.
El 28 de diciembre, cuando se conmemora el día de los Santos Inocentes, se celebra en los estados Mérida, Trujillo y Portuguesa la fiesta de los Locos y Locainas: después de la Misa, los Locos o Mamarrachos se visten con trajes raídos y sucios y tapan sus rostros con máscaras o pintura para no ser reconocidos. En general, se invierten los papeles: los hombres se visten de mujeres y las mujeres de hombres, los niños se disfrazan de ancianos y los adultos de niños y todos hacen burlas y chistes acompañados de un conjunto musical. En el estado Lara esta fiesta se conoce con el nombre de los Zaragozas y posee una significación más religiosa. Incluye procesiones, oraciones y bailes de niños y adultos acompañados por coros y un conjunto musical que interpreta merengues larenses. Los trajes y las máscaras están llenos de originalidad y colorido. Es una de las festividades navideñas que más atrae a los turistas.
El mismo día de los Santos Inocentes se celebra en Caicara de Maturín, estado Monagas, la Fiesta del Mono, celebración proveniente de un antiguo rito agrícola indígena que consiste en un baile bufo al cual se va sumando en hilera toda la población, bajo la guía del personaje principal vestido de mono.
En Naiguatá y Osma, playas cercanas a Caracas, se conmemora esa festividad con una celebración llamada el Gobierno de las Mujeres en la cual son las mujeres quienes se visten de hombres y actúan en las calles imitando las autoridades y los jefes de familia mientras los hombres se ocupan de la casa y los niños.
La Quema del Año Viejo se celebra en los estados Táchira y Mérida el 31 de diciembre y consiste en la quema de un muñeco que representa el año que termina y que augura bienestar para el que va a comenzar.

Entre el 4 y el 7 de enero también en el estado Trujillo, se celebra la llegada de los Pastores y Reyes Magos con velorios que duran toda la noche con cantos y ofrendas al Niño Jesús. Al día siguiente se celebra la Misa y se realizan procesiones y cantos para esperar a los Reyes Magos. Prevalece en el aspecto musical, la percusión y el extraño sonido de las guaruras (grandes caracolas).
Las festividades navideñas populares concluyen los días 2 y 3 de febrero en Mérida con una de las más vistosas celebraciones, los Vasallos de la Candelaria, llena de devoción, colorido y música. Los vasallos llevan atuendos de vivos colores, con capa y pantalones bombachos, se adornan con lazos y flores y bailan al compás de violines, cuatro, tiples y tamboras. Estas danzas, y en general las manifestaciones de cultura popular como las antes descritas, son muestra del sincretismo de antiguas tradiciones religiosas europeas y ritos africanos e indígenas.

Navidad en Plaza Venezuela

Navidad en Plaza Altamira
Fuente consultada: Atlas de Tradiciones Venezolanas, publicado por la Fundación Bigott
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“Ya se ha hecho tradición el adelanto de las navidades, de la alegría del pueblo, del canto, del baile, de la cultura, del colorido, de la incorporación de nuestros niños y niñas en las escuelas, en los liceos”. Con esta frase, que a cualquier venezolano le parecería irónica dadas las circunstancias que atravesamos, Nicolás Maduro decretó la obligación de ser feliz en Navidad hace exactamente un mes.
Siguiendo lineamientos gubernamentales, instituciones educativas y organismos públicos se vieron forzados a adelantar la decoración y el cronograma de eventos navideños para crear una idea de ambiente festivo, que dista mucho de la realidad que se vive en las calles.
Siguiendo lineamientos gubernamentales, instituciones educativas y organismos públicos se vieron forzados a adelantar la decoración y el cronograma de eventos navideños para crear una idea de ambiente festivo, que dista mucho de la realidad que se vive en las calles.
Mientras los venezolanos se enfrentan a cifras alarmantes de muertes por desnutrición, falta de medicamentos y familias separadas por la migración, se acercan como almas en pena a la última semana del año, en la que lejos de celebrar el nacimiento del Niño Jesús y la llegada de 2018, dedican cada minuto a sacar cuentas sobre lo que podrán costear sin romper la ilusión y tradición que ha acompañado nuestro gentilicio de generación en generación.
Jesús Algarín es padre de dos niños y asegura que comprarles juguetes se hace cada vez más cuesta arriba, “no se consiguen medicinas ni comida, menos podremos comprar ropa o los regalos para los niños. Las utilidades no alcanzan ni para una hallaca, este año ni existen las navidades”. Desde su rol como cabeza de familia asegura que “uno puede luchar”, pero eso lo también hace ponerse en los zapatos de las madres solteras. “Hay mujeres que no pueden ni mantener a sus 3 o 4 muchachos, cómo van a hacer para comprarle un juguete que ahora superan hasta el millón de bolívares. Este gobierno es el que ha hecho una guerra en la economía del país, nadie tiene nada, hoy en día se ha acabado todo”.
Al igual que Jesús, Antonio Molina se pone en el lugar de quienes no podrán tener ni siquiera una “pequeña cenita navideña” como la que planea hacer con su esposa para no pasar la festividad por debajo de la mesa. “Yo no pienso en mí, pienso en todos los venezolanos que merecen tener una mesa navideña como debe ser, como ciudadanos de un país rico y que simplemente una administración fantasma acabó con todo y puso a pasar hambre al pueblo. Este 2017 terminará muy mal porque la situación económica es demasiado complicada para tener unas navidades felices, ni el pan de jamón, la hallaca, la comida, la cena. No va a haber luces, todo va a ser oscuro. Para cambiar esa situación debemos unirnos en oración el 24 de diciembre por un cambio político para el 2018”.
Los estudiantes tuvieron que enfocar su primer lapso en las navidades según lineamiento de la Zona Educativa, sin embargo muchos están faltando a clases por no conseguir los medicamentos para los virus típicos de esta época o no tener ni siquiera para comer. Kelly Colmenares piensa explicarle a sus dos hijos que estas navidades no serán como las otras, porque este año las cosas son “poquitas, hasta donde uno pueda abarcar”, dándole prioridad a los alimentos sobre las tradiciones del estreno y el Niño Jesús.
Además, Kelly las define como unas navidades tristes, principalmente por un nuevo flagelo al que no estaban acostumbrados los venezolanos: el éxodo masivo. “De mi familia, solo seguimos en el país los que estamos en mi núcleo: mi esposo, mis hijos y yo, porque el resto ya se fue, así que nos quedamos solos. Estas navidades no son alegres como las que vivimos años anteriores”.
Lenimar Contreras también ve con melancolía la situación de tantas familias separadas. “Creo que las navidades de este año serán muy tristes, principalmente porque muchos no van a poder compartir una cena navideña en familia porque por la situación país están lejos y eso es lo que más duele, tantos que no van a compartir el sentimiento navideño como en otras temporadas”.
Por último, Carlos Díaz aseguró que estas son las navidades más tristes de su vida, “la situación del país es dramática, insostenible y creo que estoy expresando el sentimiento general de toda la población. Dudo mucho que la mayoría de las personas tenga la posibilidad de dar un regalo como antes, el sacrificio tendría que ser extremo porque todo se está invirtiendo en comida y medicinas, después de eso generalmente no queda para más”.



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